Cuando hace un par de años nos embarcamos en la aventura de esta empresa nunca pensamos que las olas del mercado nos llevarían por los derroteros que hoy atravesamos con un sentimiento de vértigo indescriptible por la velocidad de los acontecimientos.
Nuestro puerto de partida fue el de cuatro amigos que, con una idea de negocio que nos pareció viable e innovadora, decidieron fundar una empresa. En esos momentos nuestro perfil era claramente el de emprendedores dentro de un sector como el de Internet / Movilidad del que desconocíamos casi todo excepto la parte técnica.
Este desconocimiento nos llevó a equivocarnos en multitud de aspectos: preparación del Business Plan, presentación del mismo, estimaciones de tesorería, búsqueda de fuentes de financiación,… y un largo etcétera que no podría detallar aquí. Evidentemente, estas “novatadas” nos hicieron llevar nuestra idea, a pesar de estar totalmente operativa incluso en un piloto real, a una vía muerta en la que actualmente sigue. Se puede decir, sin vergüenza a admitirlo, que fracasamos en nuestro proyecto.
Pero este fracaso nos hizo aprender muchas cosas. Conocimos a multitud de personas que nos dieron ideas de mejora para el proyecto, entramos en contactos con varios Business Angels de los más importantes en el mercado español, competimos contra otros proyectos, lo que nos sirvió para compararnos con ellos y ver cuáles eran nuestros puntos fuertes y débiles,… En definitiva, ese año lo considero un master en “Emprendimiento en el sector de Internet”.
Debido a esta situación decidimos comenzar a ofrecer nuestros servicios a otras empresas, es decir, a desarrollar aplicaciones para clientes externos. En unos pocos meses ya teníamos trabajo para que nuestro CTO pidiera ayuda urgente. Desde entonces nuestra plantilla solo ha hecho crecer al mismo ritmo que la envergadura de nuestros clientes y proyectos. Habíamos pasado de ser una start-up del sector de Internet a una empresa proveedora de servicios de desarrollo de software.
La paradoja final de este largo post es que en la actualidad cada vez recibimos más visitas de personas con una idea de negocio que no son capaces de hacer realidad por falta de conocimiento técnico. Nos piden que les ayudamos como socio tecnológico y nos ofrecen la posibilidad de pagarnos parte de nuestros servicios con “equity” de la compañía. Tras haber tomado ya esa opción en un par o tres de proyectos y según leía hace unos días en un artículo, ahora se supone que somos “Tech Angels”.
Desde la humildad que me recomienda mi prudencia, dado que sigo siendo un recién llegado a este sector (comenzamos en 2010), he hecho algunas reflexiones sobre todos estos proyectos nuevos que nos llegan solicitándonos colaboración y proponiéndonos participación en el accionariado, siempre desde el punto de vista de un socio tecnológico.
- Cada proyecto suele ser un fiel reflejo de la persona que lo propone. Personas organizadas y concienzudas suelen presentar proyectos coherentes y fáciles de explicar, aunque quizás no tan “innovadores”. Otras personas más imaginativas y expontaneas, suelen acompañar a proyectos muy innovadores pero sin poco más que la idea.
- Aquellos emprendedores sin un cierto conocimiento de la tecnología suelen tener grandes problemas a la hora de describir qué es exactamente lo que quieren que su aplicación haga. Existe una mínima base técnica sin la que se nos hace imposible ponernos de acuerdo.
- También es muy común que el emprendedor (y esto lo digo por experiencia propia) desconozca bastante el sector de Internet: rondas de financiación, business angels, venture capital, “exits” de referencia, gurús y generadores de opinión en el sector,… Los negocios en Internet no tienen nada que ver con los negocios clásicos. Si se siguen los esquemas de estos últimos y no se buscan socios/amigos con experiencia, el proyecto será muy proclive al fracaso.
- Muchos emprendedores pretenden comenzar a desarrollar su idea sin haber terminado completamente su Business Plan. La frase: “Bueno, empecemos con la aplicación y después ya veremos…” es tremendamente común.
- En muchas ocasiones el emprendedor quiere añadir demasiada funcionalidad a su aplicación móvil/web cuando aún la llama “prueba piloto”. Nuestra experiencia dice que es mejor probar con una sencilla versión beta que incluya el servicio o solución clave del negocio y que se ponga rápidamente en el mercada, para posteriormente ir mejorando el producto siguiendo el “road map” establecido y las aportaciones que los primeros clientes van haciendo. De otra forma pueden llegar a agotarse muchos recursos para terminar en batacazo o puede retrasarse tanto el lanzamiento que la idea pierda su innovación.
- El emprendedor no suele poner en valor el trabajo de diseño y desarrollo de un proyecto de calidad. Estamos hartos de: “Mi idea es algo muy sencillo. Seguro que la puedes hacer en un fin de semana”. Nada que se pueda hacer en un fin de semana merece la pena.
- Por último, y esto creo que es un mal endémico en este país, cuando algunos emprendedores llegan con su idea parece reacios a escuchar la experiencia de otras personas que ya han pasado por el mismo camino. No se escucha al que fracasó una o varias veces pero se idolatra a aquel que se considera un gurú, siguiendo a pies juntillas sus palabras. En mi opinión nadie que no haya fracasado en múltiples ocasiones se puede considerar un gurú en el sector de Internet.
A pesar de estas reflexiones no tengo más que palabras de agradecimiento, ánimo y reconocimiento a todas aquellas personas que han tenido la deferencia de venir a proponernos una idea de negocio. Ojalá este país estuviera lleno de ellas. Otro gallo cantaría.