Comenzaron los levantamientos en los países del norte de Africa y solo era cuestión de tiempo para que las revueltas se trasladasen al continente europeo.
Primero saltaron los países en vías de desarrollo que tienen implantado las herramientas de comunicación social y a continuación en los del primer mundo que están mas jodidos. Todo es lo mismo; poder poner en común tus pensamientos y encontrar mucha gente que se hace eco de los mismos, que lo sufre y ve que se encuentra en la misma situación.
Entrar en un organismo público y ver la falta de eficiencia y desgana con la que te atienden, ver continuos despilfarros y corrupción que quedan impunes…; todo esto y mucho más, han dejado de convivir en el ámbito de la indignación privada para ser un sentimiento colectivo respaldado por la fuerza que da la unión.
Las consecuencias son imprevisibles; si la economía remonta y podemos volver a pagar lo básico y algún pequeño capricho, quizás seamos capaces de soportar que los políticos sigan bebiendo Vega-Sicilia a nuestra costa, los coches oficiales, la administración sobredimensionada…etc.
La otra opción será ir dando pasos para atajar toda la problemática y solucionar los problemas, con medidas valientes que equilibren nuestros gastos con los ingresos y hagan de la política una profesión digna.
La tecnología está del lado de la masa; ahora, todos los pensamientos llegan a todos, sin la manipulación de los medios, y este uso de la tecnología es la gran revolución de nuestros días.